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¿Qué aroma desprendes al hablar?

Hay palabras que desprenden aromas embriagadores mientras que otras son frías e inodoras como el acero. Las palabras que embriagan lo hacen evocando imágenes, sensaciones, colores, emociones… mientras que las inodoras se limitan a transportar, de la manera más aséptica posible, el significado.

La poesía es el reino de las palabras olorosas, mientras que la ciencia o el BOE lo son de las inodoras. Dependiendo del contexto y de nuestras intenciones será interesante utilizar unas u otras. Y esto es muy importante, porque si nuestro modo de expresarnos implica la preferencia constante por un tipo de palabras o por el otro, podremos tener serios problemas comunicativos. “Amanecer” desprende más aromas que “salir el sol”. Significan lo mismo, pero su poder evocadores diferente. Y eso puede facilitar o entorpecer la comunicación dependiendo de la situación en la que nos encontremos.

Cuanto más delimitado está el significado, menos espacio para la evocación queda, la expresión se vuelve más objetiva y, por tanto, menos sugerente. Pierde capacidad emocional, pero gana concreción. De las palabras olorosas nos servimos cuando queremos poner en juego las emociones. Así para seducir, persuadir o crear un slogan acudimos a buscarlas en la poesía y no en un acta notarial.

Sin embargo, si estamos sumidos en una discusión, redactando un comunicado o vamos a abordar temas no personales, será mejor que limitemos y vigilemos las palabras que puedan resultar más embriagadoras, porque no sabemos qué tipo de evocación van a producir en la mente de los interlocutores. “Amaneció a la vida” transporta más contenidos y más potencial de desencadenar emociones , que “nació”, pero los contenidos de “nació” son más claros y compartidos que los de su versión metafórica. Por eso las metáforas son tan útiles para disparar los aromas y con ellos las emociones.

Usar metáforas implica asumir el riesgo que supone abrir la caja de los vientos en la mente de nuestro interlocutor, pero tiene la enorme ventaja de permitirnos mover las emociones de quienes nos escuchan. En cada situación comunicativa deberemos valorar cuánto riesgo queremos y podemos asumir.


Artículo publicado por Carmen Acosta el 29 de octubre de 2018, en 20min Blog de Alicia Martos, Comunicación no verbal: Lo que no nos cuentan.

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