3 razones para sonreír y una para no hacerlo
Frunce tu ceño,
más,
mucho más…
más,
mucho más…
Pon cara de tremendamente furioso.
¿Notas algo en tu cuello?
Probablemente sientas algo parecido a un nudo en tu garganta, un cierre, un apretón.
Ahora cambia poco a poco tu expresión y ve transformado tu cara en la imagen de la felicidad.
¿Ha cambiado algo en tu cuello? Sí, ¿verdad? ¡Se ha ido el nudo!
Ahora prueba a mantener la cara de felicidad durante un buen rato y comprueba qué le pasa a tu cerebro. Seguro que ya lo harás experimentado en otras ocasiones, si te levantas feliz ese día parece que todo a tu alrededor también funciona mejor, y lo mismo al revés, los días que nos levantamos torcidos todo se va torciendo… Noooo, no es casualidad, ni magia, ni el karma, ni las fuerzas cósmicas interestelares ¡es nuestro cerebro!
La información que nuestros músculos proporcionan a nuestro cerebro es muy muy importante para él, por eso está dispuesto a adaptar toda su química interna a lo que los músculos le estén diciendo. Además a los cerebros les gustan las películas realistas en las que todos los detalles cuajan con la historia, nada de surrealismo y mucho menos de absurdo. Así que para poder construirlas aplica un filtro de tal manera que lo que no cuadre se quede fuera. Si te levantas feliz, muscularmente feliz, los detalles que podrían enfurecerte te pasarán desapercibidos. Es así.
Somos unos copiones, “copiatas” dicen los muy jóvenes, de tal manera que si te has levantado torcido, por seguir con el ejemplo, pero te cruzas con alguien que se ha levantado feliz, es muy probable que puedas beneficiarte de su estado, aunque también puede pasar al revés…A todos nos resultan más atractivas las personas que transmiten alegría y resultar atractivo es tener la puerta abierta para comunicar, enseñar, transformar, convencer…
Sin embargo, si eres un profesional de la voz tendrás que aprender a transmitir esa alegría por medios distintos a la sonrisa, porque hablar sonriendo produce en tu voz algunos efectos que no son demasiado deseables.
Al sonreír tu resonador se hace más corto por lo que tu voz sonará más aguda. La sonrisa suele ir acompañada de una boca bastante cerrada, con lo cual las posibilidades de que tu voz viaje lejos se verán reducidas. E incluso tu dicción puede verse comprometida. Si mantienes la sonrisa durante todo tu discurso harás que tus oyentes piensen que no estás en lo que se supone deberías estar y le restarás valor a los contenidos.
Así que… ¿por qué no ensayas frente al espejo la sonrisa con otra partes de tu cuerpo?. Te aseguro que con los ojos, las cejas, la espalda, la forma de andar y los brazos también se puede sonreír.
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