Un cuerpo relajado “contagia” de ese modo su relajación y no despierta ningún interés, porque sabemos, por propia experiencia, que desde la relajación no ocurrirá nada de manera inmediata.
Frente a los cuerpos relajados están los cuerpos dispuestos a la acción, cuerpos con un arousal elevado (activación fisiológica) que imantan a quien los mira. Son cuerpos en estado de alerta, atentos y que, también en este caso, contagian, pero lo hacen despertándonos, disponiéndonos a escuchar o a mirar.
Al margen de lo gratificantes que puedan resultar las sesiones de relajación, su utilidad de cara a entrenar a un orador, un actor o a cualquiera que deba afrontar una tarea, es más que cuestionable. Ni el tipo de respiración, ni la tasa cardíaca, ni las sensaciones musculares, ni el estado de activación que se experimentan en una sesión de relajación son aplicables a la realización de una acción.
Al igual que en esos estados se modifican los parámetros citados, también cuando el organismo se dispone a actuar se producen una serie de cambios tanto neurovegetativos (acaloramiento, aceleración cardíaca…) como motores (orientación de la mirada, enderezamiento del cuerpo, gestos…),conformando un patrón de respuestas interdependientes.
Dado que entrenar la parte neurovegetativa es bastante complicado, el entrenamiento útil será aquel que se encamine hacia la implantación de los patrones motores, y que lleve a construir un cuerpo acorde con el estado que perseguimos.
Una intervención en público debería parecerse mucho más a jugar un partido de tenis que a dormir la siesta.
En una intervención pública, como en un partido, el orador se mantiene atento no sólo a sus jugadas, sino también a las que realiza su compañero de juego, que en este caso serían las reacciones de sus oyentes. Ello exige en el orador un nivel de escucha, un grado de activación cerebral y muscular que en absoluto son entrenables a partir del reposo.
Por todo lo dicho lo adecuado sería entrenar la alerta, ya que es eso lo que buscamos, y no su opuesto (la relajación).
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¿Atrae tu atención? Observa bien, NO está relajado. |
Esta entrada me ha resuelto la mitad de una duda personal con respecto al tema. No sé si recordará un comentario en mi diario relacionado con la relajación que realizaba antes de realizar el ejercicio de memoria sensorial. ¿Por qué después de los ejercicios de relajación que hago para realizar la memoria sensorial, no puedo levantarme, me tiemblan las piernas y no puedo mantenerme en pie? Debido a que he pasado a un estado extremo de relajación, el cuerpo no se siente dispuesto a la acción, y en el estado en el que se encuentran sería más difícil poner en marcha ciertos músculos.
Es eso?